miércoles, 26 de abril de 2017

¿Cómo deberíamos orar? o ¡la Nueva Venezuela ya existe!



¿Cómo deberíamos orar? o ¡la Nueva Venezuela ya existe!

Por una parte es difícil abstraerse y no ver lo que la Vieja Venezuela es: Sistema injusto y opresor, todo tipo de idolatrías y hechicerías campeando, un liderazgo que no acaba de convencer y dar la talla, corrupciones de todo tipo, secuestros, robos y asesinatos nos rodean por todas partes, la bajeza y mezquindades que nos personifican como personas que habitamos el país son manifiestas, altivos, presuntuosos, todas nos las sabemos, inconscientes del dolor y la injusticia por el contrario, no desaprovechamos oportunidad para manifestar lo vivos que somos entre otros muchos males que nos caracterizan.

Clamamos, oramos e intercedemos buscando de Dios que se quiten las negras circunstancias, diversas iniciativas espirituales son llevadas a cabo por el pueblo del Señor requiriendo de El un cambio.

Podemos facilmente intuir en nuestros espíritus que estamos en el límite de una etapa y al borde del fin de un sistema pero como que todo pesa y se niega a avanzar, mucha gente sigue ciega, sin entender lo que Dios está haciendo y sobre todo por hacer y traer sobre nuestra nación, literalmente estamos como una mujer que le llegó el tiempo de parir pero que no tiene las fuerzas para hacerlo, por tanto, la angustia y el dolor se prolongan y no parecen tener fin.

Por otra parte, Dios nos avisa en su Palabra: " .. pues no sabemos qué orar como conviene," Romanos 8.26 (BTX) Si, aunque parezca increible entre los cristianos, ¡No sabemos qué orar! y esta realidad se hace patente cuando si, tenemos años pidiendo por el cambio y la paz de Venezuela pero la verdad es que lejos de cambiar la situación para bien lo que vemos es que la patria se hunde cada vez más en sus pecados, aún el liderazgo cristiano carece de respuestas acertadas ante lo que vivimos y nos llaman constantemente a orar y a orar, 2 de Crónicas 7:14 parece el verso más conocido en Venezuela cuando es citado aún por los impíos.

Pues si, se puede estar orando mal, como aquel fariseo que se justificaba a si mismo delante de Dios, como aquellos destinatarios de la carta de Santiago a los que se les amonestaba: "Pedís, y no recibís, porque pedís mal," Sant. 4:3

¿Acaso Dios no nos ha instruido claramente acerca de las cosas que debemos de pedir? ¿No ha dicho Él que su Remanente debe clamar por el alumbramiento de la Nueva Venezuela? Porque ¡Ya llegó el momento del parto! Nos conviene que sea rápido y que sea exitoso, de esto depende que haya menos sufrimiento y que el dolor y las desgracias no se prolonguen más.

Una cosa es el período de espera, los nueve meses y otra muy distinta el momento del alumbramiento, hay que pedir que sea rápido, hay que pedir que todo salga bien. De esto depende el futuro de nuestro país. Como hubiera querido el diablo matar al Niño en el vientre de María o que nunca hubiese nacido, de lograrlo el daño hubiese sido terrible y trascendental.

La niña ya existe, cualquiera puede tocar y percibir en el vientre de una embarazada los movimientos y aún patadas que da el ser que está por nacer, es más ya está en posición y los dolores son evidentes, la angustia es patente y la sangre ha comenzado ya a derramarse.

Mientras muchos ministros han menospreciado las profecías, error craso, cuando estas son de Dios este acto es tan grave como menospreciar una palabra reseñada en la Biblia, ¿Acaso no han salido las dos palabras de la misma Boca?

Orar mal ha prolongado el parto, ¡No lo permitamos más! Clamemos al Padre que la niña nazca ya y que la Vieja Venezuela con todas sus maldades y desventuras se muera de una vez y ya no aparezca. La Nueva Venezuela está signada de la Unción del Espíritu Santo, su destino es el Avivamiento más grande del que se haya tenido conocimiento y el origen del mismo es esta tierra herida y maltratada pero elegida de Dios, si, de aquí saldrá ese Avivamiento para las naciones y será precursor del regreso del Señor Jesús, amén.

Clama mi hermano y hermana, clama porque está a las puertas y clama también por misericordia, provisión y cuidado de Dios para ti y los tuyos porque el tiempo presente es malo y peligroso.

Remanente de Dios en Venezuela ora pero ora como conviene, ten gracia y paz.

Puede reproducirse citando al autor

miércoles, 22 de marzo de 2017


Estacas de bendición delante de tus ojos

Todo lo relacionado con siembra, procreación, concepción y cual vaya a ser su fruto está íntimamente relacionado con lo que ves con los ojos de tu corazón cuando estos actos se llevan a cabo.

Como las ovejas y cabras de Labán que habrían de procrear lo que sería el fruto y remuneración de Jacob, lo que estas veían en el momento de ayuntarse determinaba el resultado de lo que concebían; se ayuntaban ovejas totalmente blancas o negras pero concebían ovejas rayadas y moteadas por las estacas rayadas o moteadas que las ovejas veían cuando se juntaban. Génesis 30: 31-43.

Tu trabajo es una siembra que haces con la esperanza de remuneración abundante pero el actual sistema te hace ver (como las estacas de Jacob) que es poco, que no alcanza, que no vale, que no será suficiente, ¿ya tubiste la experiencia de cobrar en billetes de los nuevos? ¿cómo te sentiste? La táctica del diablo es que veas y sientas pobreza, escasez y ruina para que el resultado de tu siembra se lo queden los Labanes de tu vida.

Dios te ha dotado con ojos en tu espíritu y te ha dado la fe para que veas lo que para el mundo es ilógico e imposible.

Usa tu fe para ver como abundante y suficiente cada siembra que efectúas, sea tu trabajo, tus diezmos, tus ofrendas, tus votos, tus limosnas, cada labor que hagas y los frutos serán para tí, abundantes y fuertes.

El Señor Jesús vió como suficientes los 5 panes y los 2 peces y los bendijo y dió gracias por ello al Padre, y también vió como mucho la ofrenda de la viuda.

Siembra con fe, con alegría y agradecimiento y verás la bendición en todo lo que hagas, Dios te hará justicia por medio de tu fe.

¿Acaso no eres tú también una oveja? pues entonces también puedes ver las estacas de multiplicación y bendición que Dios pone delante de tus ojos por medio de su Palabra.

Que tengas gracia y paz.

Puede reproducirse citando al autor