viernes, 27 de diciembre de 2013

LA AMARGURA


103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. 104 De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira. Sal 119.103–104
El orden de acontecimientos a los cuales fue sometido como proceso libertario y santificador el pueblo de Israel a su salida de Egipto es una clara señal de situaciones que el cristiano habrá de afrontar en su peregrinaje en Cristo.

Un libertador enviado (Moisés)quien predica una palabra de libertad que debía ser creída por el pueblo esclavo y el pueblo opresor. Un día de libertad (la Pascua) que claramente apunta a nuestro nuevo nacimiento en virtud de la sangre derramada del cordero. Un bautismo (el mar Rojo y la Nube) del cual todos debía ser partícipes y enseguida, Mara (la amargura) nadie puede recibir leyes y estatutos hasta que sea quitada del estanque de nuestro corazón.

Después de los gloriosos acontecimientos de la salida violenta de Israel de Egipto y el victorioso cruce del mar en seco, el Espíritu lleva al pueblo por un desierto carente de agua y alimento. ¿Ha visto a alguien con hambre y con sed? no solo están débiles y sin fuerzas sino que tienen mucha ira en su corazón, están verdaderamente rabiosos.

De pronto escuchan la voz de la autoridad elegida y puesta por Dios: Un acento claramente egipcio marca la manera de hablar de Moisés, esto molesta aún más al pueblo afligido pero por fin llegan a un lugar con agua como para satisfacer al pueblo sediento y prueban esta agua pero no la pueden beber, está amarga, su sabor recuerda al ajenjo y al vinagre. La amargura física hace que brote la amargura que han acumulado durante 400 años, la dura e injusta esclavitud, la muerte de sus hijos varones, ni los esposos podían amarse sin pensar que el fruto de tal amor, de llegar a ser un niño varón equivalía a la muerte a manos de parteras o por exposición al diversos peligros ante la orden de abandonarlos apenas nacieran.

Autoridad significaba para ellos dolor y opresión, leyes significan algo que conocen pero que deben cumplir por obligación, por temor al castigo y si podían su gozo y hazaña estaba en desobedecerlas.

¿Cómo podrían tener a Dios como Señor y Amigo sin poder cumplir sus mandamientos? esta pregunta es totalmente válida para nosotros. Todo lo que escuchaban y veían lo hacían a través del lente de su dolorosa experiencia. Los dioses de Egipto, quienes inspiraban a sus opresores de carne y hueso habían hecho un excelente trabajo al perpetuarse en los corazones heridos del que había sido llamado a ser el Pueblo de Dios.

Había otro problema, en Egipto estas amarguras, aceptar costumbres y creencias de sus amos, además del duro trabajo les habían producido enfermedades y dolencias, estas no debían acompañarlos en su trayecto a la tierra prometida.

Hay por lo menos 3 formas muy relacionadas entre si por las cuales la amargura se implanta en los corazones:

1-. Una herencia de dolor que hace que este pase de padres a hijos perpetuándose en los corazones de quienes la sufren, regímenes opresivos, sistemas religiosos malvados y costumbres culturales hacen que familias y pueblos sufran y hagan sufrir de generación en generación.

2-. La injusticia y dolor en nuestras propias vidas, experimentamos dolores, nuestras heridas sin sanar y las faltas sin perdonar producen corazones endurecidos que no quieren ser heridos de nuevo y que causan nuevas heridas para si mismos y para quienes les rodean.

3-. El aprendizaje, el compartir con gente amargada y condescender e imitar su conducta no solamente nos lega sus pensamientos sino que cuando vamos a ver estamos sintiendo lo mismo que ellos.

La gracia de Dios está fundada en su misericordioso amor y no podemos amar ni ser amados mientras Mara ensucie nuestras aguas. La obediencia y la sujeción son condiciones que rigen en nuestra relación con el Rey y no podemos obedecer mientras la autoridad nos suene emocional y espiritualmente a dolores y abusos vividos en el pasado. Podemos obedecer como siervos o esclavos (no nos queda más remedio)o podemos obedecer como amigos que saben lo que hace su Señor.

Alguien describe el efecto de la amargura como que sientes hoy el dolor de una herida infringida hace mucho tiempo como si te la hubiesen hecho esta mañana.

Si hay un remedio, si existe una solución provista por Dios y se llama PERDÓN. Proviene del árbol, el madero en el cual el Hijo Ungido y Eterno Salvador fue clavado, el mismo que endulzó las aguas de Mara en el relato de Éxodo 15.

En la cruz Cristo nos dice: Si Yo te perdoné sin tú merecerlo ¿no debes tú también perdonar a quienes te hirieron o faltaron? Duele pero NO se trata de lo que tú y yo sentimos sino de lo que queremos (Mateo 18:30)

El poderoso Evangelio incluye sanidad para los corazones desgarrados (Isaías 61: 1 y Lucas 4: 18) los dioses (demonios) que inspiraron a tus opresores no tienen que salirse con la suya para esclavizarte en libertad.

Puedes y debes perdonar para ser libre, puedes y debes recibir el toque sanador de Jesús el Ungido con el Espíritu de Dios en tu corazón, tu vida recibirá verdadera transformación, podrás recibir leyes y estatutos y estos ser grabados en tu corazón, David decía que la Palabra de Dios era dulce como la miel a su boca, (Salmo 119: 103). Dios mismo será tu Sanador y no enviará sobre ti las enfermedades que envió sobre el mundo por su pecado.

No te juntes con gente amargada y envidiosa porque allí está la capacidad para hacer todo tipo de maldad (Santiago 3: 14-16) te parecerá sabio y bueno pero es una sabiduría que proviene del mismo infierno y de los demonios que allí viven.

Se verdaderamente libre y mantente así. Son muchos los cristianos que cayeron de la Gracia por ignorar estas verdades y eligieron sendas de muerte para si y para sus hijos.

Al obedecer esta enseñanza la Nube te conducirá a lugares deleitosos, plenos de aguas y palmeras que refrescarán y darán fuerza a tu vida. Amén.

La lectura está en el libro de Éxodo, capítulo 15, versos del 22 al 27

Que tengas Gracia y Paz

Pastor Enrique Bustillos. Caracas, Venezuela

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